lunes, 31 de marzo de 2008

Regionalismos español

Regionalismos en español

En el mundo 333.000 millones de personas hablan español, pero son muchos los giros que diferencian el castellano entre las regiones, lo que enriquece nuestra cultura oral.

-Usted es pingo o ¿se cayó del zarso?--No se enchiche hola, páseme más bien ese amasijo--Que no, que es para mi china, deje de ser conchudo, veeeeeee este...-(conversación entre dos santanderianos)
El costeño, el bogotano, el pastuso y el antioqueño imponen unos giros al lenguaje que, para su comprensión, hay que entender también la idiosincrasia de esas regiones.
Se habla de factores culturales, de la altura, de la tradición, de las nuevas generaciones, todo para explicar que aunque vivimos en el mismo país hablamos diferente.
Los regionalismos son una variante de la lengua que cambian dependiendo del lugar geográfico y están llenos de una riqueza lingüística que permite adaptarse a la situación, al género y a la edad.
Así como Marcos Julián Gutiérrez, oriundo de Bucaramanga, llama a sus zapatos pisos, igual que Santiago Gaona, de Popayán, para Santiago Díaz, de Bogotá, son calzado y, para Camilo Terreros, de Cali, chancletas.
"¡Ah bestia! pasame el esfero que lo dejé dentro de la chuspa o ¡Ay juemadre, pasame el lapicero que está dentro del bolso!..", son ejemplos de que la comunicación entre las personas varía de manera significativa y depende de la forma cómo se apropien del lenguaje en cada región.
Los modismos
Son palabras en reemplazo de otras y que delimitan la forma de comprensión del mundo. Estos modismos, así como la moda, hacen parte de ciertos momentos y de ciertos grupos sociales o culturales. Marcan una relación importante de cada individuo con la lengua vernácula (la española) y la manera de utilizar el lenguaje. Su evolución es irremediable y es una forma enriquecedora para la comprensión de significados lingüísticos.
Según Víctor Villa, profesor de lingüista de la Universidad de Antioquia, los modismos son conocidos como paremias y "la cultura más rica en ellos es la antioqueña, por su herencia castellana, asturiana y aragonesa", aunque se ha venido perdiendo por los usos de las generaciones actuales. Esto sumado a los anglicismos que invaden nuestra cultura.
Medellín es una ciudad con gran riqueza en su oralidad, tanto que su típico voceo es difícil de confundir, aunque cada vez sufre un mestizaje en sus formas. El norte y el sur parecen lugares distintos. Así se hizo el castellano entre las fronteras de la península ibérica y en las montañas y valles de las ciudades latinoamericanas.

La forma de apropiación del lenguaje no dista mucho de la manera cómo fueron colonizadas las regiones en el país. Es normal ver como los del Eje Cafetero, Nariño y Antioquia tiene similitudes a la hora de escucharlas.
Situación normal, porque entre los jóvenes el uso del lenguaje varia, en especial, por la misma necesidad de personalizar sus relaciones sociales y su visión del mundo. Esta situación la padecen muchos extranjeros a la hora de llegar a otro lugar, pues se trata de un choque cultural y generacional.
Villa explica que las características que determinan que un costeño deje de pronunciar una consonante o vocal se debe a esa cultura oral que se ha trasmitido durante décadas de generación en generación, de ahí que considere normal escuchar la omisión de la r en expresiones como hombe.
También el tono fuerte con el que hablan los santanderianos, el cantadito de los paisas y los particulares acentos del bogotano y el costeño hacen parte de un contexto plurilinguístico en el que vivimos y nos desenvolvemos a diario.
Es común que en el nooroccidente digan, "¡Eh ave maría!"; en el centro, "¡Ala carachas!"; en el norte, "¡Barro, hey!"; en el suroccidente, "¡Te vi llegar!" o "mira ve", y en el sur, "¡Achichuca!"
Villa agrega que "no solo los idiomas sino las culturas se debaten en esa lucha inexorable: nacen (neologismos) y mueren (arcaísmos). Lo importante para el hablante es saber en cuál época le tocó vivir y, ahí sí, al pueblo que fueres habla lo que oyeres".

¿De dónde vienen los regionalismos?

Aunque un gran número de los idiomas nativos de América desaparecieron cuando sus hablantes fueron exterminados por los imperios coloniales, la influencia de los idiomas nativos, muertos o vivos, ha sido muy grande en el español americano. Una gran parte de nuestros regionalismos son simplemente palabras de idiomas nativos usadas en español, como por ejemplo las palabras tabaco, butaca, cigarro, hamaca, maíz, tiburón, chocolate, etc. Muchas palabras del español usado en América provienen del quichua, tales como achira, arracacha, cancha, chamba, choclo, cuchuco, chumbe, chunchullos, guano, guasca, morocho, mute, ñapa, etc.; otras provienen del nahuatl, tales como zoquete, papalote, petaca, elote, guajolote, etc.; otras provienen del muisca, tales como changua, cuan, cubio, fique, fucha, mohán, etc.
Hoy en día, cinco siglos después de la colonización europea, todavía existe una batalla en América Latina entre el español como idioma dominante y los idiomas nativos, cuyos hablantes son constantemente agredidos por comerciantes, misioneros, compañías petroleras, colonizadores y actualmente por narcotraficantes. Sin embargo, las palabras indígenas que entraron al español llegaron para quedarse y ahora muchas forman parte de un español universal. ¿Qué hispanohablante no sabe lo que es un cacique o un huracán, o un aguacate o una llama?
De la misma manera que las palabras indígenas entraron a formar parte del español, hoy en día, el inglés también está a veces enriqueciendo y a veces invadiendo nuestra lengua.
No hay que olvidar tampoco que muchas palabras del inglés han pasado a formar parte legítima del español y viceversa. La vida de los idiomas es algo flexible y los idiomas, como todo en la vida, evolucionan y cambian. En medio de este proceso de cambio, evolución y transformación, el español se encuentra en una etapa singular de su desarrollo en los Estados Unidos. La influencia del inglés, especialmente en el terreno del lenguaje técnico, hace que muchas palabras de esta lengua se incorporen al español ya que forman parte de un vocabulario prácticamente universal para el cual no hay necesidad de inventarse una nueva palabra. Tomemos el caso de "microchip". Cuando casi todo el planeta entiende su significado sin necesidad de traducirlo a su propio idioma, sería un ejercicio inútil tratar de inventar una palabra en español para reemplazarla, ya que sólo generaría confusión.

Regionalismos por abecedario
A
Diccionario de regionalismos

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